Culture of Peace to drive social change

La carta de paz

La carta de paz se creó hace muchísimos siglos. Sin embargo, aunque en nuestros días se publican los avisos de forma inmediata, la Historia nos da a veces, grandes sorpresas. Es decir, si aplicamos la comparación del correo postal, la carta se dirigió personalmente a una persona. De ese modo, Ella misma fue quien la recibió en primer lugar y la primera que la esperó en nombre de todos. O bien, dicho en otras palabras; cuando se redacta un anuncio usando un sobre de papel, ante todo, se escribe el nombre de la persona, que es lo más importante. A continuación, el domicilio, la provincia y, por fin, el país. Esto es, en representación de toda la humanidad, un pueblo escogido, una familia y una persona. De ese modo, la espera está llena de ilusión al ver como el creador cumple su voluntad. Por ello, la carta de paz es el punto de confluencia del bien y de la generosidad. Es el corazón que atrae a cuantos buscan una sociedad mejor, que tiene en cuenta todo lo que es verdadero, noble y justo. Por el contrario, hay condiciones e ideologías que siguen sin prestar atención a dicha correspondencia. Si bien, ¡Cuántos programas de televisión buscan provocar e incitar en una persona! Eso afrenta a quien lo hace y a quien lo ve. Por tanto, no se puede tener en cuenta literalmente sus palabras, por no quedar en pésima situación. Esto significa innovar, caminar en medio de dificultades y sentirse miembro de un proyecto en común. En definitiva, la carta de paz;

ensancha el corazón a las dimensiones del mundo.

Colección Experiencias de Paz. Foto con historia número 82 escrita por Carmen Rafecas. Imagen publicada libre de derechos de autor vía pixabay.