Asumiendo el bien como una intención de vida, se acostumbró a hacer todas las cosas, hasta las más sencillas y cotidianas, del mejor modo posible. Sumando a sus actos la justicia debida y el amor necesario, actuó con la misma corrección, en las circunstancias más cruciales de su vida. Y empleando las normas de cortesía como si de oportunidades se tratasen, puso en práctica su humildad para observar el reto desde otro ángulo. Abrió un libro al azar, y de la combinación de lo conocido con lo desconocido, surgió una nueva perspectiva.
Cuanta verdad, cuanta justicia y cuanta equidad, subyacía tras el bien.
Post escrito por Carmen Rafecas.