Vivir en sociedad con lo que la vida en común conlleva es comenzar una vida errante en la tierra. Tal es el sentido de la familiaridad que con el mínimo de intervenciones divinas hace que la nota en clave de agua y de fuego se vea renovada en millones de seres aislados. Aun cuando millares de niños, jóvenes y adultos siguen considerados diferentes de los otros por haber nacido en una determinada estructura social.
O bien, ante dicha proyección simbólica, mujer y hombre fuertes, sobresalientes entre los humildes y pobres, se resguardan por caminos ordinarios en la humillación y salvación encarnada, exiliados también ellos por él. Esto es algo así como cuando alguna Nochebuena llega y un misterio de salvación despunta al alba. Entonces hacen uso de las letras con mayor razón por la condición de ser esclavos.
Si bien, sin compasión ni cuidado infinito hacia el conjunto la propia humanidad corre el peligro de deshumanizarse. Más el poder del amor que tiene Dios por todos los que se saben amados por él, creados por su amor y su deseo, hace que la persona sienta ya algo de este admirable misterio en su interior. Prácticamente un punto de apoyo en lo más íntimo de sus energías. Cerca de una fuerza recóndita que capacita a la persona para incorporarse.
Siendo así, una comunicación incesante fruto de su sacrificio penetra el alma del cuerpo que la envuelve. Por ello, más allá de la vida misma, es verdaderamente vida en su más secreta proximidad. E igual que una frágil gota de agua se funde en el mar sale ahora de sí misma para entrar en el océano pacífico. Deliciosa familiaridad divina que consume la vida en un beso mutuo, un movimiento perdurable, sujeta y despierta de forma estable.
En suma, vivir en sociedad en reiterados actos de amor y de deseo.
Canciones de cuna. Fragmento número 5 – Vivir en sociedad – . Imagen subida por Paulove y publicada en pinterest. Canción: Urban Rescue – Song Of My Father.