Relaciones esenciales que reducen todo en última instancia, a ser encauzadas como gotas de agua hacia el Fin supremo. Pues, aún el amor bien cultivado, exige encajar múltiples intereses del modo más formal posible. Esto es, como recomponer una imagen perfecta combinando de manera lógica piezas de distintas formas. O bien, dicho en otras palabras, en una situación compleja de difícil comprensión, se requiere práctica y paciencia para unir el mismo deseo a las distintas partes. Divinas decisiones, proclama el Derecho: y por consiguiente, en el orden de la finalidad, vincula unas con otras. Así, en un bonito rompecabezas, dispone a una imagen con miras a su primer objeto de amor siempre en crecimiento. Esta es la razón de ser que condensa en Sí la existencia totalmente impregnada de vida. Por lo que pueden y deben velar las más diversas formas que se maravillan mutuamente. Y eso no es más que el exterior. ¡Qué sobrepasada se ve la sencillez por lo interior! Cuando el amor se oculta en la superficie para penetrar hasta las profundidades más secretas del alma. O cuando en el recogimiento se revela como de paso, la luz adorable de los misterios, para el alma sola inteligibles, porque las cosas divinas son su atmósfera natural. En suma, relaciones esenciales;
en espíritu y en verdad.
Colección Experiencias de Paz. Foto con historia número 148 escrita por Carmen Rafecas. Imagen publicada libre de derechos de autor vía pixabay.