Inspiraciones en mí, en tu presencia, para amarte con confianza. Esto es, reconocerte en todas partes suave como una paloma, cálido como un soplo de aire y discreto como una caricia. Luego, una vez puesta en condiciones de percibir como tal dicha influencia, se adhiere mi alma en silencio sublime. Así, sin límites, como si la luz necesaria de tu ser se reflejara en mi forma de vivir. O, visto de otro modo: para que no me mire constantemente a mí misma y sea capaz de admirar tu encanto inacabable. Igualmente, en sentido figurado, un corazón abierto dócilmente a las inspiraciones constantes desvela una sonrisa, en un rostro maravillado por una luz radiante. Es más, en los humildes detalles de su semblante es copia imperfecta, pero bien dispuesta, de tal imagen inspirada. Entonces, lo menos que se puede hacer es no rechazar, ni siquiera interiormente, las pruebas más insignificantes y evidentes que se encuentran en las contrariedades de cada día. Y, sin embargo, en la oscura debilidad humana se libera algo de fortaleza que, sin esa negrura, no habría sido descubierta. Por ello, cada desafío de la vida es una oportunidad para descubrir algo nuevo, de manos de su espíritu. En suma, inspiraciones;
por el bien, la verdad y la belleza.
Colección Experiencias de Paz. Foto con historia número 144 escrita por Carmen Rafecas. Imagen publicada libre de derechos de autor vía pixabay.