Antes de vivir juntos, la lectura de este texto nos transporta fuera de los ángulos, a un espacio libre. Por eso, resulta vano todo intento de resistirse a ser alcanzados por el vendaval que ha traspasado nuestra existencia. Es decir, si ahora aprendemos a vivir en una comunión recíproca, la consecuencia inmediata será una evolución del individuo hacia la llamada de la alteridad. En tal caso, eso será una buena señal: tocará nuestro cuerpo y nuestras capacidades, y nos preparará para vivir un futuro mejor. Para ello, las disposiciones por las que hoy somos conducidos llegan hasta su fin último, si nos dejamos sacudir en toda circunstancia. Naturalmente, en ambos casos está implicada la identidad y la misión de cada cual, fiel a la palabra. De modo que el libro de la vida podría sintetizarse en ese compromiso que, por rigurosa analogía, queda identificado con el amor y su conocimiento. Esto es, en ejemplo verdadero de amor solidario hacia los demás. Entonces, se entabla un proceso de rejuvenecimiento con el lector en duelo. Lo mismo que, en sentido figurado, el autor pacta con el que no conoce, el alto y el bajo descanso en su defensa. Porque, si uno camina sólo y no comprende, acabada su obstinación cesará la oscuridad. Pero, si éste extiende la red y la lleva consigo, el conjunto se apartará del camino recto. Por ende, antes de vivir juntos;
conozcamos el amor.
Colección Experiencias de Paz. Foto con historia número 129 escrita por Carmen Rafecas. Imagen publicada libre de derechos de autor vía pixabay.