Dar y recibir al otro como un solo cuerpo conmigo, es una experiencia de amor que sigue siendo fuente y canal de difusión de cultura. Por eso puedo dejarme rejuvenecer por él. Es decir, compartir con el otro lo que deseo dar, además de prestarle toda la atención y valorar lo que diga. De modo que fluya recíprocamente el delicado dinamismo del diálogo, fruto de la acción de la fuente. Si bien, en correspondencia con las manos que se emplean en vaciarse del mundo, infinitamente cautivadas por el agua viva. Entonces, intento descubrir la imagen en los demás de acuerdo con las características de cada época. Por ejemplo, en cuestiones sobre las cuales todas las culturas se han interesado en algún momento; como el amor. Por tanto, el análisis particular de dicho concepto, permite comprender cómo van evolucionando las formas de entender la realidad. A saber, una forma nueva de abordar un deseo de fraternidad, aun cuando la relación con los demás se hace a veces difícil. Por esta razón es bueno beber algunas experiencias gratuitamente. Esto es, contemplarse y alegrarse por el otro sin buscar poseerlo. En todo caso, buscándolo como un bien común, por más que lo perciba como bueno para mí. O bien, dicho en otras palabras, renunciando a ser el único para que germine una generosa ampliación de mí mismo. Al fin y al cabo, en este sentido se puede descubrir algo divino en los demás, tal como dar y recibir;
en todos los ámbitos del saber.
Colección Experiencias de Paz. Foto con historia número 121 escrita por Carmen Rafecas. Imagen publicada libre de derechos de autor vía pixabay.