La pieza separada puede adoptar varios significados, dependiendo del contexto. Es decir, si sabe de memoria las posiciones, puede jugar la partida simplemente diciendo los movimientos. O bien, dicho en otras palabras, lo que a simple vista puede parecer un juego, en su versión de competición está considerado un deporte. No obstante, es preciso contar con un espacio físico donde cada tipo de pieza se mueva de una forma diferente. Por consiguiente, aunque el ajedrez es un juego racional la praxis no puede asegurar el éxito, puesto que los jugadores se mueven de casilla por turnos. Con todo, la movilidad de las piezas suele ser mayor cuánto más cerca estén del centro, y menor si están en las esquinas. Esto es el valor relativo frente el valor absoluto que tiene el rey. Así, el valor de las piezas se expresa en peones que, lógicamente, no oponen resistencia alguna. Y aun así, es bello haber sido elegido gratuitamente, sin exigirlo o esperarlo por título u obra personal. Por eso, es muy noble convertirse en instrumento de paz, sin exigir premios ni reconocimientos. Más aún, es un símbolo que nos recuerda que el Cielo está por encima de todo y de todos. Aunque el conflicto entre las piezas alteradas se haya visto intensificado con la formulación de un plan de choque, más allá de las reglas básicas. En suma, intencionada o intencionadamente, a día de hoy, la pieza separada;
sólo manifiesta el objetivo de constituir lo que desea obtener.
Colección Experiencias de Paz. Foto con historia número 113 escrita por Carmen Rafecas. Imagen publicada libre de derechos de autor vía pixabay.