Criterios de verdad que no buscan predecir el futuro. Más bien, nos ayudan a encontrar la respuesta oportuna al momento histórico. Lo mismo que en sentido figurado, el progreso de la ciudad no está establecido de un modo inalterable. Es decir, su doble perspectiva puede considerarse como ciudad de la creatividad y de la convivencia, pero también como territorio de violencia y de ruina del propio trabajo humano. Aun así, el sentido doble de la perspectiva es el de impulsar las fuerzas del cambio hacia el bien, en oposición al poder de destrucción. De esta forma, la Luz supera las limitaciones de la vista, confinadas como un espejo de manera confusa. Por ello, ningún sufrimiento es vano si se investiga cada cosa y se armoniza con lo que es justo. Entonces, ¿qué hacer con los desengaños? Quizás sería mejor descubrir y estimular las cosas buenas donde todo parece perdido a nuestros ojos. Como una herida que se cierra, o como el alma que se eleva por algo real, aunque suprasensible. Y, con todo, se nos permite construir una historia con ideales y sueños. Se nos devuelve la alegría de ayudar y trabajar con los demás, de hacer el bien, de cambiar algo en este mundo. ¿Será que no es importante dejar volar la imaginación como un niño? Sí que lo es. Aunque, para afrontar los desafíos de la vida, ¿no sería mejor actuar como un adulto? En definitiva, emplear criterios de verdad;
encauzados en una dirección positiva.
Colección Experiencias de Paz. Foto con historia número 111 escrita por Carmen Rafecas. Imagen publicada libre de derechos de autor vía pixabay.