La respuesta entrelaza sabiamente todas las verdades en su nombre. Sin embargo, el método no cambia. No se dice inmediatamente quién es. Es más, lo mismo que dice a los niños de forma sencilla lo puede decir a cualquiera. Por eso, la sociedad debe empezar prácticamente ex novo. Es decir, a educar como a niños, hasta que se vislumbre en ella generosidad y acogida. En cambio, más difícil es el diálogo con los que no creen, no esperan y no aman. ¿Pero acaso no recibimos todos la invitación a pedir por la libertad del mundo y, por tanto, por la libertad de cada ser humano? De hecho, inmediatamente después de esta recomendación, aparece de nuevo la misma pregunta aunque, hoy, la petición es más explícita: “Quiero ser libre”. Esto es, deseo ser libre ipso facto. Aun cuando los bienes terrenos frente a ella son bien poca cosa. Con todo, ninguno puede obtenerla de inmediato porque, el intervalo, en tiempos espirituales, no puede ser medido en proporción. Así se revelan las imágenes de la historia, cuyas pruebas soportadas y aceptadas con confianza son particularmente dolorosas. Por tanto, se puede decir que, lo que hoy es instinto antiguamente fue algo consciente. Asimismo, el error coincide con la ignorancia humana, lo mismo que la ingenuidad con su sabiduría. He aquí la razón por la que las fotografías históricas producen efectos diversos en los que las observan y reflexionan. Al fin y al cabo, con diferentes matices, la respuesta;
depende también de nosotros.
Colección Experiencias de Paz. Foto con historia número 98 escrita por Carmen Rafecas. Imagen publicada libre de derechos de autor vía pixabay.