La música de fondo nos ayuda a profundizar en el Misterio de la vida. Es un canto a la Vida que se entona en el Amor, y que se establece dentro de la ley. Lo descubrimos a través de una madre que acaricia a su hijo con su vista, y lo contempla como un Misterio. Del mismo modo, María, dio todo lo que tenía a su Hijo. Por consiguiente, para acentuar aún más su propia experiencia, guardaba todo en su corazón y lo meditaba, día a día. Por esta razón, lo importante es la meditación. O bien, dicho en otras palabras; el acto humanitario es un hecho que nos compromete hasta el fondo de nuestra vida, porque nos pide darlo todo. Por ello, las personas que aman no aceptan condiciones para hacer el bien. Aunque esto no lo entienden los egoístas, que lo quieren todo para sí. En tal caso, el mayor desafío es la fraternidad en el servicio mutuo, invalidando cualquier pretensión de situarse por encima de los demás. Es algo tan asombroso como entregar, al Hijo, un ramo de rosas frescas, por manos de su Madre. De manera que la vida de ambos permanece totalmente unida, y es absurdo separarla. Esto es, simbólicamente, según la percepción cromática; amarillo del oro y del sol, cerca del rojo vivo que está en el corazón. Es decir, en lo más profundo se encuentra la sensibilidad para acertar con lo extraordinario. Al fin y al cabo, en armonía con toda la historia, la música de fondo;
enseña a experimentar la profundidad del Amor.
Colección Experiencias de Paz. Foto con historia número 85 escrita por Carmen Rafecas. Imagen publicada libre de derechos de autor vía pixabay.