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El plan de Amor

El plan de Amor según las exigencias de la obediencia, de las necesidades y de las circunstancias, es rico en perdón. Lo mismo que observar cómo se oye no es una actuación común. O a la inversa, no ver ni escuchar tantas muestras de bondad y compasión dispersas por la sociedad. Por ello, la palabra amor es una palabra sin significado para quien ocupa las calles sin educación ni consideración por los demás. De modo que buscar el Amor, nos lleva a poner los ojos en el Cielo para seguir pisando sobre el suelo mojado. O bien, en el orden moral, el amor marca la relación con Dios, con el hermano y consigo mismo. Por esta razón, resulta tan lúcida la sinceridad cuando no se entiende el lenguaje. Esto es, a fin de probar los corazones para rechazar el engaño. Sin embargo, hay una observación fundamental en el plan: la libertad y la responsabilidad. Así, el pueblo libre goza de un olfato especial que, a veces, desconcierta a los expertos. Un ejemplo vivo ha sido su intuición ante el misterio de la Inmaculada Concepción de María. De tal forma que Ella tiene un Corazón Inmaculado, aun cuando nosotros no podemos limpiar el nuestro. El asunto es que en el Cielo, el Amor no autoriza nada corrupto ni deshonesto, para que no se pueda conquistar el mundo mirando solo el suelo. En cambio, en sentido figurado, sujetos a la obra maestra, todas las artes claman la gloria de tan sublime belleza. Ergo, el plan de Amor;

nos regala su Corazón, aunque no lo merecemos.

Colección Experiencias de Paz. Foto con historia número 80 escrita por Carmen Rafecas. Imagen publicada libre de derechos de autor vía pixabay.