Buscar, decidir y agradecer. Con estas tres palabras pudo restaurar su estilo de vida, no solo para disfrutarlo para sí, sino para cederlo a los demás. Es decir, en contraposición al principio según el cual tú me das una cosa a mí y yo te doy una cosa a ti, sus relaciones se inspiran en el amor gratuito. Por ese motivo, distingue una relación comercial, interesada solo en la ganancia, de una relación personal preocupada también por la persona. Pues, en realidad, estos dos amores los une armoniosamente al considerar a la persona como parte propia. Sin embargo, para conseguirlo, debe hacer frente al reto diario de confrontarse con su manera de ser y actuar; de la misma forma que en la historia hay generosos y destructivos. Por esta razón, apelando a sus posibilidades más generosas, comprende que si se limita a la correspondencia entre ataque y defensa, no saldrá de la injusticia. En cambio, si se corresponde con el amor de un corazón que busca, decide y agradece, puede elegir el bien en todas las ocasiones. Una llamada alegórica a la reconstrucción del propio establecimiento, a partir del comportamiento clemente en la familia, en el trabajo y en la comunidad. O bien, de día colabora en la regeneración de una sociedad, a menudo, dividida, y de noche cierra la puerta y hace balance, lejos de la superficie. Pues, sorprendentemente, aun sin ser capaz de prometer nada, depende de su voluntad;
la recompensa extraordinaria.
Colección Experiencias de Paz. Foto con historia número 33 escrita por Carmen Rafecas. Imagen publicada libre de derechos de autor vía pixabay.