El amor en acción da cosas a las que está apegado con alegría, pese que a nadie le gusta pagar tasas y muchas personas intenten evadirlas. Pues, en una sociedad constituida por deberes y obligaciones para con los otros, el sistema de impuestos es ineludible. En efecto, el individuo necesita a los demás para vivir y, no solo para recibir, sino para dar. Por lo tanto, visto de este modo, dar no debiera considerarse deber sino aliento de vida. De igual forma, un soplo de aire fresco fortalece el sentimiento de cohesión y combate el aislamiento del que da con usura y acepta intereses. Entonces, a la vista de todos, prueba en justicia y en derecho y parte, fiel, a otro lugar. Intuye que en cada línea de llegada se oculta otra de partida, o bien; tras cada logro ve otro desafío. Así, no a disgusto ni a la fuerza, cada uno da como le dicta el corazón. Por lo tanto, el amor en acción asume la propia donación como procedimiento de actuación. Amor ilimitado que insinúa el origen ya que, según es su comportamiento con el necio, según es su comportamiento con el afín. Pues, en verdad, lo esencial, no lo expresa, necesariamente, con grandes acciones. En consecuencia, libre de toda ambición terrena;
siembra lo enseñado y aprendido.
Colección Experiencias de Paz. Foto con historia número 21 escrita por Carmen Rafecas. Imagen de Joel Lacire. Todos los derechos reservados.