El amor puro sólo puede darse y desarrollarse en el amor. En la apertura interior del individuo se encuentra hábil de recibir y expresar, de sentir y experimentar, pensamientos, sentimientos y vivencias. Es un amor que, sin estar condicionado a lo que el otro haga, disfruta de una profunda paz en la intimidad y recogimiento. Sin ser un mérito propio, no le hacen falta muchas cosas para sentirse feliz; porque ya lo es. Pues, el que lo conoce queda cautivado por su magnetismo y espera conocerlo en su plenitud. Similar al que se enamora, el amor experimenta la alegría intrínseca del ser y se refleja en la mirada. Cuanto más se vive, más se valora y más se alimenta el deseo de seguir viviéndolo. Amor inmensamente afortunado de transmitir una vivencia que trasciende lo material. Sin embargo, no debe obligarse su regalo ya que, todo lo que se impone por obligación resulta ser una experiencia desleal. Pues, si al sembrar con justicia se recoge con amor, el que estima a la multitud, la naturaleza, lo lindo y lo verdadero;
difunde el bien en el ambiente.
Colección Experiencias de Paz. Foto con historia número 16 escrita por Carmen Rafecas. Imagen de Joel Lacire. Todos los derechos reservados.