Todo lo visible y lo invisible, confunde y somete a los más vulnerables en una sociedad que conjuga lo positivo y lo negativo. Herida el alma bastante más que golpeado el cuerpo, cuando un niño no recibe amor, constituye también maltrato y violencia. Acciones intencionadas o bien negligencias involuntarias que claman prudencia en sus interpretaciones, al manifestarse por medio de gritos, chantajes, rechazos o humillaciones. Fragilidad familiar, en comportamientos y reacciones, motivo de grandes inseguridades en el menor, encadenado en una situación conflictiva o carente de requisitos básicos, para que su educación sea atendida adecuadamente. Que, subordinado a las palabras y al trato que le den, se conformará la imagen de sí mismo. Pues, si ser feliz es un derecho humano, la consistencia y coherencia en la educación debería determinar el resultado de la misma, en una relación de amor, humildad y servicio que no busque para sí, sino que dé. Que sea aceptada de buen grado por el niño y percibida de forma positiva por él. Un relación de amor gratuita y fiel que, cuando permanece a su lado;
cambia la vida y el corazón.
Colección Experiencias de Paz. Foto con historia número 10 escrita por Carmen Rafecas. Imagen de Sebastian Rich. Todos los derechos reservados.