Déjame que te cuente lo que querubín me ha dicho esta noche: no te fijes en las apariencias ni en su buena estatura. Como dice el refrán, la maldad sale de los malos. Por lo tanto, no alces la mano contra ellos. Perdona sus injurias, comprende la Ley como servicio, y da amor sin medida. Sin embargo, a tus oídos llegarán juicios despectivos y diagnósticos que estás ido, porque los criterios “normales” no están en sintonía con los tuyos. En contraprestación, antepone siempre a la persona para ver su corazón, y entenderás, que la obediencia vale más que la rebeldía;
ser dócil, más que la obstinación.
Post escrito por Carmen Rafecas.