En busca de una sonrisa que le hiciera feliz, se encontró con una doncella a la que cuidar y custodiar. Su corazón se reveló como un acto de confianza recíproca, del mismo modo que en su presencia y en su ausencia habitó en ellos la fidelidad. Se amaban y esto les bastaba. Sus miradas, besos y caricias les hicieron mucho bien. Y a pesar de que el salario no les alcanzaba para vivir;
buscaron el equilibrio en su hogar y descubrieron la verdadera belleza.
Post escrito por Carmen Rafecas.