En el país de la vida puso todos sus esfuerzos al servicio de la paz. Desmarcándose del sentir general y escandalizando a los de su pueblo, le bastaba la fuerza surgida en la debilidad para conciliar a los hombres enfrentados. Que sin ser posible ser juzgados de modo objetivo, al cambiar sus juicios según hablaban del propio pueblo o del enemigo, lentamente comprendió el sentido escondido de sus palabras. Y alegrándose de que tuvieran la vida que deseaban;
lejos de los prejuicios, los amó de corazón.
Post escrito por Carmen Rafecas.