No lograban hacer frente a la sabiduría con que hablaba. Tierra y nube lo rodeaban, justicia y derecho sostenían su caminar. Mas las sentencias de su boca le causaban dificultades inherentes a su misión, al no saber algunos amar ni comprender de corazón. Y a pesar que su palabra los alumbraba a todos, acampó entre nosotros y el mundo no la conoció. Contenía diálogo, invitación, interpelación y juicio; toda una riqueza de lenguaje plena de alabanzas y relatos maravillosos.
Y, mientras la Luz brillaba en la tiniebla, la tiniebla no la vio.
Post escrito por Carmen Rafecas.