Vivimos en una sociedad de clases. Los individuos son incluidos a través de su pertenencia a una clase, con la expectativa de que cumplan la función asignada en el interior y en beneficio del sistema social como totalidad. Sin embargo, la clase formada por las personas que no contribuyen a nada de lo que la sociedad necesita para su supervivencia y su bienestar, es despojada de los derechos que poseen los miembros reconocidos y va en aumento.
La pobreza y la desigualdad y más en general los daños colaterales del laissez faire global no pueden resolverse eficazmente por separado del resto del planeta. No hay manera aceptable de que los estados territoriales, por su cuenta o en grupos, se salgan de la interdependencia global de la humanidad. El estado social ya no es viable; solo un planeta social puede hacerse cargo de las funciones que los estados sociales intentaron desempeñar con resultados diversos.
Por designio o por omisión, los mercados de consumo son cómplices de haber permitido que los vínculos interhumanos se cayeran. Asimismo, las comunidades de internet también están estrechamente relacionadas con el debilitamiento y la decadencia de dichos vínculos. El perpetuo estado de transitoriedad, su naturaleza temporaria y su abstención a exigir compromisos a largo plazo, son algunas de las características más atractivas para la gran mayoría.
La condición de fragilidad, fugacidad y contingencia ha pasado a ser hace bastante tiempo, y quizá durante mucho tiempo por venir, el hábitat humano natural. Y en consecuencia, la sociología debe involucrase en un diálogo continuo con esta experiencia humana. Los roles a desempeñar en dicho diálogo son desfamiliarizar lo familiar y familiarizar lo desconocido. Ambos roles exigen destreza para abrir al escrutinio la red de vínculos, influencias y dependencias.
Buenas prácticas:
- Reemplazar el orden del egoísmo por el orden de la igualdad.
- Elevar la integración humana al nivel de una humanidad que incluya a la población total del planeta.
- Aportar cantidades enormes de buena voluntad, dedicación, disposición al compromiso y respeto mutuo.
- Rechazar toda forma de humillación humana.
- Garantizar la supervivencia mutua mediante la desmercantilización del impulso moral.
- Multiplicar voces en lugar de reducir su número.
Debate:
¿Son las organizaciones y asociaciones no gubernamentales las que llegan directamente a las personas necesitadas por encima de los gobiernos locales?
Fuente de información:
Bauman, Zygmunt. Daños colaterales. Desigualdades sociales en la era global.
Propósito del libro: Abordar desde perspectivas sutilmente distintas la íntima afinidad e interacción entre la desigualdad y las bajas colaterales.
Situación presente: Desigualdad social en aumento y creciente sufrimiento humano relegado al estatus de “colateralidad”.
Causas: Sociedad de clases, mercados de consumo, crisis actual de privacidad.
Consecuencias: El debilitamiento y la decadencia de todos los vínculos interhumanos.
Post escrito por Carmen Rafecas.