Su nombre es Carme, su tierra natal Vilafranca de Penedès y su generación histórica la del 77. Autodidacta casi por naturaleza, su curiosidad lectora se despertó en un verano excesivamente caluroso. Tumbada en el suelo para aliviar el calor, se aventuró con la lectura ininterrumpida de la colección Agatha Christie. Al terminar sintió un vacío tan grande, que tomó por costumbre llevar un libro de bolsillo allá donde fuera. Con una mayoría de edad recién cumplida se fue a Barcelona y, con el paso de tiempo, dicha ciudad se hizo hueco en su corazón.
De profesión organizadora de eventos y aposentada en Barcelona, tuvo la oportunidad de tratar con personas de nacionalidades diversas y su nombre sufrió una leve transformación. La neutralidad que implicaba la pronunciación de su última vocal provocó tal confusión de significado entre su nombre de origen y el “karma”, que aunque hipotéticamente pudieran estar relacionados, profesionalmente hablando nada tenían que ver. Fue entonces cuando surgió una nueva denominación de su nombre, aunque no de origen, llamada Carmen.
Carmen se cruzó con el desempleo y entró en un conflicto interno. Quería superar unas circunstancias aceptadas aunque no deseadas y, ante un gran número de posibilidades, tomó la decisión de evolucionar como persona. Un reto alcanzable con el tiempo, que ella vio desde un primer momento como una oportunidad. Entonces, apareció su objeto mágico, Twitter. Y pensó. Y reflexionó. Y volvió a pensar. Y surgió una nueva denominación de su nombre, una mezcla entre origen y profesión: menplanner.
Este es mi relato y vosotros formáis parte de él.
Post written by Carmen Rafecas.